El arroz y las lentejas o fríjoles y el fenogreco, se lavan y se dejan en remojo toda una noche, por separado.
Se escurren, dejando poca agua, se puede reservar algo de la que tienen por si al procesar se ve muy seca la masa, recuerden que debe quedar casi liquida para poder escurrir a la sartén caliente y que se esparzan. Se procesan, unos y otros, puede ser en combinación si se tiene un procesador de alimentos con el tamaño.
La masa semi líquida resultante se deja fermentar por uno o dos días (la nuestra fermentó por tres días, se le ve algo de espuma).
Una vez fermentada la masa, se puede conservar tapada en la nevera, para irla usando poco a poco, hasta ahora no tiene sal ni dulce, se le agrega una u otra cuando se van a usar.
Si en el momento de preparar está muy seca la masa fermentada, para facilitar que escurra y forme la dosa, se le agrega un poco del agua que habíamos reservado del remojo.
En una sartén con unas gotas de aceite bien caliente, se chorrea un poco de la mezcla y se mueve como si se fuera a hacer unas crepes o panqueques.
Las dosas sólo se cocinan por un lado, así que cuando veas que está bien hecha, dobla la dosa y ya la tienes lista. En las que hicimos de prueba para este escrito, las rellenamos de guacamole, pero se pueden llenar prácticamente de lo que quiera o hacerlas de dulce.
Porciones 4
* Los Valores diarios porcentuales se basan en una dieta de 2000 calorías. Tu valor diario puede ser mayor o menor dependiendo de tus necesidades calóricas.
La dosa es similar a una crepe pero con muchísimas propiedades... ¡y sin gluten!