¿Comida pesada? Cuál es, cómo se soluciona

Comparte este artículo en tus redes sociales

Ríos de tinta corren para hablar de comida sana, comida buena y demás, pero a la hora de volver práctico este concepto, aterrizándolo en la cocina, se arma el desorden. Queremos con estos artículos establecer el puente entre los conceptos y la ollas y cacerolas, entre el hablar y el cocinar, serán varios, síganos y aprendamos sobre la marcha.

“La inflamación” es una de las causas más frecuentes de consulta, pero cuando se ahonda en el problema, se refiere a abdomen inflado (distensión abdominal) y gases (flatulencias), muchas veces asociados a agrieras, reflujo y otras alteraciones digestivas. Hablamos de unos intestinos llenos de comida putrefacta que produce gran cantidad de gases que presionan y producen dolor del abdomen y espalda baja. Se piensa que las molestias en el área abdominal (distensión, gases, dolor, estreñimiento o diarrea) son problema estrictamente localizado en el abdomen: nada más lejos de la realidad. Cambios en la ecología del intestino, llevan a que las bacterias que debieran estar allí no están, lo cual abre camino a que el intestino sea invadido por otros microorganismos que son los que producen putrefacción, fermentación, gases y como consecuencia, inflamación, el problema es que ésta no se queda ahí pues se riega y afecta a distancia: articulaciones, circulación, cualquier sistema en el cuerpo, incluido el sistema nervioso central y afectando inclusive las emociones, no en vano muchos de los afectados por problemas digestivos, lo son a la vez por depresión u otros similares.

Hay alimentos que sin ser perjudiciales por sí mismos, necesitan un sistema digestivo en buena forma para ser asimilados correctamente, de otra manera agravan la situación: fríjoles, garbanzos, lentejas, por ejemplo, son una amenaza para muchas personas.

Hay otros que, de manera disimulada afectan el intestino, pero sus efectos se hacen más notorios “por fuera”, es el caso de los lácteos (leche, kumis, yogur, quesos, etc.) no sólo cambian las bacterias locales sino que afecta la producción de moco de algunas mucosas: es el caso de los niños – y algunos adultos – que no salen de “itis” (rinitis, faringitis, amigdalitis, bronquitis, otitis…) pero como no es que se toman la leche y empiezan a estornudar de inmediato, pues no parece que lo  uno tuviera que ver con lo otro. La prueba es fácil, eliminar lácteos un mes y ver como disminuyen o se desaparecen las afecciones mencionadas y otras más.

En cualquiera de los casos, el asunto empieza por revisar el conjunto de la alimentación: hasta la saciedad se ha dicho que es necesario, imperativo, el consumo de verduras – frutas también, para los niños – para crear un entorno agradable a las bacterias buenas – no patógenas – lo cual se complementa con fermentados naturales y no lácteos (no “yogures”, no “probióticos lácteos”) tales como un simple guarapo, pasando por un masato y , ojalá, llegando a las verduras fermentadas naturalmente: chucrut o sauerkraut, incluso, hemos planteado la preparación de platos cotidianos como panquecas, a partir de arroz y lentejas fermentados, lo cual no sólo la enriquece nutricionalmente sino que apoya el aporte de prebióticos (las fibras provenientes de la lenteja) y probióticos (las bacterias buenas obtenidas de la fermentación) que hace esta Dosa o crepa o panqueca de la India, procedimientos que serán tema de algunos talleres futuros y a los que invitamos a unirse.

Además de centrarse en mejorar las bacterias de su intestino, puede, entre tanto, probar a germinar sus granos: algunos son más fáciles como la lenteja, garbanzo, fríjoles de tamaño pequeño como el mungo, quinua, con los cuales puede ensayar y aprender.

Pasos para germinación:

En primer lugar, necesita una malla de lavar ropa o algo parecido en tejido que no sea metálico, también un lugar para mantener oscura y encerrada la malla con los granos en germinación, como una alacena o una caja donde hay forma de colgar la malla con los granos adentro

  1. Poner los granos en la malla respectiva que permita albergar un puñado de los granos
  2. Lavar la malla con los granos con agua y jabón y enjuagar varias veces
  3. Dejar remojando completamente sumergidos los granos dentro de la malla, toda una noche
  4. En la mañana sacar la malla del agua, enjuagar con agua sola y colgar en el sitio oscuro que haya elegido con una vasija que recoja el agua que escurre
  5. En la tarde del mismo día repetir el proceso de enjuague con agua limpia y volver a colgar en la oscuridad
  6. Repetir pasos 4 y 5 cada doce horas, siempre enjuagando con agua limpia y nada más, sin sacar de la malla, esperando que aparezca la raíz que irá creciendo
  7. Mientras crece la raicilla, mantener en la oscuridad hasta que empiecen a salir las hojas y sin dejar de enjuagar
  8. Cuando empiecen a salir la hojitas, se puede dejar a la luz pero se continua con el enjuague cada doce horas, mañana y noche
  9. Cuando las hojas hayan crecido un poco se puede poner en una sartén para saltear con verduras o arroz o se puede usar en ensalada como las raíces chinas

¡A disfrutar!

Dr. Giovanni Zapata Gutiérrez
Especialista Terapias Alternativas
Nutrición Terapéutica


Comparte este artículo en tus redes sociales
Abrir chat
1
¡Agenda tu cita con el Dr. Zapata!
¡Agenda tu cita con el Dr. Zapata por WhatsApp!