Al susto relativo de la primera experiencia de vuelo en avión, se antepuso rápidamente una especie de revelación de una fuente inesperada y sin previo aviso, una afirmación que quedó marcada en mi memoria para siempre y no se vió opacada ni siquiera por la voz monótona y aburrida con que lo anunció la azafata: “Si cae la máscara de oxígeno por cualquier motivo, durante el vuelo, Usted es la primera persona que debe usarla, antes de preocuparse por colocársela a otras personas… usted es el primer cuidador”. Fue una revelación para mí, me llevó a pensar en las muchas y muy enfermas madres que he encontrado en el camino del cuidado de la salud; han sacrificado todo su bienestar por ocuparse de quienes la rodean y ahora, afectadas por ese descuido hacia ellas mismas ya no pueden cuidar a quienes quisieran cuidar pero tampoco se pueden cuidar ellas mismas.
La moraleja salta por sí sola: para cuidar a otros, es imprescindible, en primer lugar, el autocuidado, descuidar mis necesidades conduce a que no pueda ya velar por las de otros a quienes quiero proteger.
Dr. Giovanni Zapata Gutiérrez – Especialista en Terapias Alternativas y Medicina Tradicional China
¿Por qué el primer cuidador, debería ser uno mismo?
En un mundo cada vez más exigente y competitivo, muchas personas se olvidan de cuidar de sí mismas y priorizan las necesidades de los demás. Ya sea por trabajo, familia, amigos o compromisos sociales, a menudo nos descuidamos y nos sometemos a un estrés innecesario que afecta nuestra salud física y mental.
Sin embargo, el autocuidado no es un lujo ni un acto egoísta, sino una necesidad y una responsabilidad. Es el conjunto de hábitos y acciones que realizamos para mantener y mejorar nuestro bienestar integral, e implica cuidar de nuestro cuerpo, mente y emociones, así como de nuestras relaciones y entorno.
¿Por qué es importante el autocuidado?
Porque somos el primer y principal responsable de nuestra propia vida. Nadie puede cuidarnos mejor que nosotros mismos, ni podemos delegar esa tarea en otros. El autocuidado nos permite conocernos mejor, valorarnos, respetarnos y querernos, nos ayuda a prevenir y afrontar problemas de salud, estrés, ansiedad, depresión y otros trastornos, nos hace más felices, más productivos, más creativos y más capaces de ayudar a los demás.
¿Cómo practicar el autocuidado?
No hay una fórmula única ni universal para el autocuidado, ya que cada persona tiene sus propias necesidades, preferencias y circunstancias. Sin embargo, hay algunos aspectos generales que podemos tener en cuenta para incorporar el autocuidado en nuestra rutina diaria:
- Cuida tu alimentación: come de forma equilibrada y variada, evita el exceso de azúcar, sal y grasas, hidrátate bien y evita el alcohol y el tabaco.
- Cuida tu sueño: respeta tus horas de descanso, duerme entre 7 y 8 horas al día, evita las pantallas antes de dormir y crea un ambiente cómodo y tranquilo en tu habitación.
- Cuida tu actividad física: haz ejercicio regularmente, al menos 30 minutos al día, elige una actividad que te guste y se adapte a tu nivel, calienta antes y estira después.
- Cuida tu higiene: lávate las manos con frecuencia, cepíllate los dientes después de cada comida, dúchate a diario y usa ropa limpia y adecuada al clima.
- Cuida tu salud: acude al médico cuando lo necesites, sigue sus indicaciones y toma los medicamentos prescritos, hazte chequeos periódicos y vacúnate según el calendario.
- Cuida tu mente: aprende algo nuevo cada día, lee libros, escucha música, mira películas o series que te gusten, juega a juegos de mesa o videojuegos que te diviertan o te reten.
- Cuida tus emociones: expresa lo que sientes de forma asertiva, sin reprimirte ni agredir a los demás, busca apoyo cuando lo necesites, ya sea profesional o de tus seres queridos.
- Cuida tus relaciones: comunícate con honestidad y respeto con las personas que te importan, dedica tiempo a compartir con ellas actividades que os gusten o os unan, establece límites saludables y evita las relaciones tóxicas o abusivas.
- Cuida tu entorno: ordena tu espacio de trabajo o estudio, decora tu casa con objetos que te inspiren o te relajen, recicla los residuos que generes y cuida el medio ambiente.
Como ves, el autocuidado no es complicado ni requiere mucho tiempo ni dinero. Solo hace falta voluntad, constancia y conciencia. Recuerda que el primer cuidador de uno debería ser uno mismo. Porque si tú estás bien contigo mism@ podrás estar bien con los demás. ¡Y porque te lo mereces!